martes, 29 de julio de 2008

SERON DE NÁGIMA: EL CUIDADO DE LA PARROQUIA

19 de abril de 1986

Continuando con las cosas buenas que tiene Serón, no puedo dejar de mencionar el pequeño, coquetón y bonito parquecito hecho en la plaza y que rodea la curiosa y simpática fuente de piedra, que después de hacer cerca de dos años que se instaló y, a pesar de todas las opiniones, sigue manteniéndose en perfectas condiciones de limpieza, cuidado y atenciones, habiendo sido respetado por todo el mundo, cosa que demuestra una de las aseveraciones, que lo único que hay que hacer es mejorar y adornar a los pueblos, que mantenerlos y cuidarlos se acostumbra y anima enseguida, tanto grandes como pequeños.
Y ahora no queda otro remedio que elogiar, ensalzar y poner de ejemplo, la gran labor llevada a cabo por un hombre estupendo, el cura párroco Moisés García Ruperez, que me tiene admirado y asombrado por la labor tan maravillosa que está realizando, no sólo por cuanto ha hecho y hace, como por cómo y de qué manera lo lleva a cabo.
Sobre esto, tengo en mi poder –está al alcen de todo el mundo que visita la iglesia, tanto de los habitantes del pueblo como de los visitantes- un pequeño folleto, consistente en cuatro hojas que la denomina “La vos de la parroquia” “Serón de Nágima” 1985 y con una fotografía de la vista general de la iglesia del pueblo en el centro, en las que figuran las cuentas de la parroquia durante ese año con todo tipo de detalle, tanto de ingresos como de gastos.
Podemos leer hasta el más mínimo detalle, por ejemplo: Epacta calendario litúrgico, 185 pesetas, asimismo las cuentas de igual forma de ingresos y gastos sobre la ermita de la Virgen de la Vega, cerrando un movimiento económico desde el año 1967 al de 1985. Enhorabuena; ése es un sistema, el de llevar y dar las cuentas con tanta claridad, digno de ser copiado, bueno de ser copiado hasta por los municipios –evitando de esa manera que se piensa algo mal del empleo de los cuartos entregados-, de esta única manera, poniendo nombres y apellidos se termina con las posibles e insidiosas ideas de que se aprovechan de formas raras, en retraimiento para lo que fueron entregadas.
La iglesia, dedicada a la devoción de Nuestra Señora del Mercado, es algo que merece sólo por su fábrica decidir un día a visitarla, pero lo que verdaderamente merece de verdad la pena ver, es el interior, no piensen en encontrarse con una, casi, monumental catedral, si es así se llevarán una decepcionante sorpresa, siempre que no les suceda como a mí que, personalmente, me encanta y me encuentro mucho más a gusto, sintiendo bastante más admiración en una iglesia de pueblo, con la calidad de ésta, la limpieza y belleza sacada a la luz por su párroco, que en muchas de las maravillosas catedrales o con catedrales que están faltas de todo cuidado y detallado esmero como la de Serón.
El párroco Moisés García, con la ayuda económica del pueblo, su entusiasmo y su trabajo personal (la ayuda económica del pueblo ha servido para acometer las obras de fuerza e importancia con han sido el arreglo de los tejados, pavimentación, adquisición de los hermosos bancos, instalación de volteo electrónico de las campanas, etcétera), ha conseguido sacar toda la belleza de la piedra de gran parte de la iglesia, ennoblecer de forma admirable las capillas laterales, descubrir frente a la entrada, al retirar un retablo de ninguna calidad, una capilla gótica en piedra, pintada en su parte principal por unos frescos representativos de Adán y Eva, que poseen un dulce e inocente encanto.
Descubrir en la parte izquierda del coro una puerta que estaba tapiada con piedras que eran estelas mortuorias, dos de las cuales son verdaderamente interesantes, que en unión de capiteles, otras estelas y creo querer recordar alguna piedra de alero, se encuentra en el coro formando un minúsculo muso, incrementado últimamente con una gran vitrina construida en ángulos de aluminio dorado en la que se encuentran casullas, mantos, crucifijos y algunas curiosas piezas que tenía la iglesia, que resultan un conjunto muy agradable de contemplar y admirar.
También es importante la recuperación de algunas de las fiestas que existían en los pueblos que desgraciadamente se han perdido.
Esto es lo que ha sucedido aquí. Hacía años que se había dejado de celebrar la romería que tenía lugar el domingo de Lázaro en la ermita de la Virgen de la Vega. Hace tres años se realizó de nuevo, sin gran asistencia, pero en éste, el tercero, ya se pude decir que se ha vuelto a recuperar la fiesta de la romería.
Si añadimos, que al igual que en la iglesia, el entusiasta cura, ha empezado el arreglo de la ermita, verdadera joya arquitectónica, construida, mejor sería decir que reconstruida en 1738, de la que sí quedamos arrobados en la contemplación de su exterior, visitando el interior quedamos presos de entusiasmo al ver tal maravilla. Simplemente, el poder admirar el suelo es un gran placer; está losado con ladrillo cuadrangular en barro cocido y hecho a mano, joya difícil de encontrar en ningún sitio y de un valor, no sólo crematístico, espiritual y sentimental incalculable.
Se ha empezado, o ha empezado arreglándose una hermosa y amplia antigua casa, adosada a la margen izquierda de dos plantas, que cuando se acaben las obras y se instalen lo que pensado tienen, se convertirá en uno de los lugres más acogedores que existirán en toda la comarca.
Si posteriormente se reconstruyera y arreglase, la antigua casa del santero o guarda, adosada también a la ermita en su margen derecha, conservando y manteniéndola en toda su forma, sobre todo la cocina y el bonito y curioso horno de leña que tiene, se puede asegurar sin lugar a dudas el haber conseguido preservar para tiempos venideros una gran joya que nos fue legada y que bajo ningún concepto se debía de permitir su desaparición, como afortunadamente no va a suceder.
La perspectiva desde el otero donde se encuentra construida es también verdaderamente preciosa. Se han plantado hace poco 150 acacias en su entorno, se ha empezad a limpiar el terreno que la circunda y, gracias a ello, se ha tenido la gran suerte de que apareciese, en la parte posterior de la ermita y a poco metros de ella, y que estaba oculto por la tierra, un horno de cocer los ladrillos, posiblemente construido por el año 1733 para cocer los que sirvieron para la construcción de la cúpula, cimborrio y casa del santero o guarda, ya que han aparecido dentro del horno unos cuatro trozos de ladrillo de la misma forma y calidad de los que tienen ambas construcciones, lo que confirma el aserto de su construcción.
Horno, que cuando se termine de sacar a la luz, es poco lo que falta de excavar, será rodeado de una pequeña valla de malla de alambre para evitar que la deterioren y sirva tener para tener un motivo más de embellecimiento.
De verdad que animo a todo amante de las bellezas y curiosidades de su tierra que es necesario acudan un día a Serón para poder admirar esta rehabilitada –aún no del todo, pero eso da lo mismo, casi es preferible verlo así para posteriormente poder presumir de ello- ermita y verdadera joya del pueblo.
Esto demuestra que cuando existe un hombre como Moisés García, con entusiasmo, amor y tesón, consigue que un pueblo le apoye y ayude a conseguir unos logros en beneficio de, no sólo de la iglesia, mejorar y salvar un patrimonio que pertenece a todos, que es de todos, del que se termina estando orgullosos, se tengan más o menos arraigados las creencias religiosas.
Hay que pensar que las iglesias son casi los únicos monumentos de los pueblos que se siguen manteniendo. Han desaparecido palacios, castillos, fortalezas, casas solariegas, se han perdido todas las construcciones denominadas civiles por interesantes y hermosas que hayan sido, no quedando en realidad de nuestras raíces nada más que los monumentos eclesiásticos, y desafortunadamente, también muchos de ellos e han perdido sin ninguna posibilidad de recuperación. Por lo tanto hay que elogiar de forma unánime a quien como este hombre procura y consigue todo esto, animándole a seguir sin desfallecimiento en su labor y que ésta sirva de ejemplo a otros muchos, que la lo mejor pudiendo hacerlo, la abulia, la desgana y a lo mejor hasta la falta de fe en su ministerio les impide hacer lo mismo.
Decía antes, que existen muchos monumentos hasta eclesiástico en ruinas. Estos no se deben ni siquiera intentar reconstruir, pero sí procurar que no terminen acabados totalmente. Ejemplo, la iglesia de San Nicolás de Soria; la de Santa Cruz de Serón, convertida en antiguo cementerio, de la que sólo quedaba el ábside con un gran arco gótico que sentenciaba ruina eminente y que también ha sido salvado de su seguro y total hundimiento por este mismo hombre hace muy poco tiempo.
Y ahora pregunto a esos poco lectores que existen, ya que segur hay aún algunos que leen también la prensa y no sólo ven la caja come-cocos. ¿No pinan que les merece la pena visitar un pueblo como el de Serón de Nágima? Si un día deciden hacerlo, estoy seguro de que no se arrepentirán nunca.

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