martes, 29 de julio de 2008

HACIENDO CAMINO. SERÓN DE NÁGIMA

3 de marzo de 1984

No, no voy a escribir sobre el pueblo, esto ya lo hice “Recorriendo los Campos de Gómara”. Mi deseo, ahora, es airear y dar a conocer para que su ejemplo sirva a otros de la estupenda labor cultural que están realizando con el fin de rescatar una antigua y bonita tradición del pueblo, tres hombres, que con entusiasmo, están logrando, y se puede decir que han logrado llevar a cabo la creación de una rondalla y coro musical.
Un buen día, hace aproximadamente unos quince meses, Pablo Nieto, hijo del pueblo y persona ejemplar digna de elogio (reside en Madrid y se desplaza al pueblo solamente sábados y domingos), empezó la enseñanza de guitarra a cuatro niños. Se unieron al él Emeterio Martínez, en la enseñanza del laúd y bandurria y, Godofredo Las Hayas, colaborando con las anteriores.
De esta unión se fue perfilando más claramente la idea de la formación de un grupo musical, que ya se puede decir que tras ardua labor ya ha sido conseguido.
Serón tuvo un hombre del que todos guardan muy grato recuerdo, llamado Juan José Gómara, que durante toda su vida se dedicó a enseñar y tocar todo tipo de instrumentos de cuerda en la localidad y en la comarca. Debió ser hombre de grandes cualidades e inquietudes culturales y gran amante de su pueblo. Desgraciadamente, al fallecer hace ya años, fue perdiéndose y abandonándose la labor que había realizado, en parte por culpa de la enorme emigración sufrida por el pueblo y por no seguir nadie su ejemplo.
Afortunadamente quedaban unos pequeños rescoldos de aquel fuego vivificador, muy poco, pero ha sido suficiente un pequeño soplo, para que vuelva a resurgir con gran fuerza. Uno de esos rescoldos se llama Francisco Martínez, hombre de edad avanzada, que a pesar de ello, aun toco con entusiasmo en la rondalla del Club de Jubilados de Soria, y cuando su hijo Emeterio (que ha recibido el entusiasmo de la música de su padre) se lo solicita se desplaza a Serón para contribuir también.
La enseñanza impartida por estos tres hombres es totalmente gratuita, sin tener en cuenta si es necesario emplear una o cuatro horas. Los miércoles se imparten clases de laúd y bandurria, y los sábados se dan también de guitarra. La rondalla está integrada por veinticinco jóvenes.
Independiente de la rondalla, se ha formado un grupo con hijos del pueblo, o descendientes de ellos, que residen fuera (entre ellos, José Antonio Gómara, hijo del hombre que tan grato recuerdo dejó, y que también colabora con su saxofón en la orquesta de la Casa de Soria, en Barcelona), agrupando a cuatro acordeones, un saxofón, dos trompetas y dos baterías, que intervienen esporádicamente en las vacaciones de verano, Semana Santa y Navidades.
Ya ha hecho la rondalla tres “pinitos” saliendo de su ambiente habitual, desplazándose para tocar en Bliecos, Avión y Monteagudo de las Vicarías, en este, en homenaje a los jubilados. Excepto en este último punto, donde les fue abonado el transporte, en los otros lados, todo ha sido pagado por ellos mismos.
Y ahí van dos ofrecimientos que agradecer; el primero, es que tienen abierta sus puertas a todos los jóvenes de la comarca en la enseñanza, y si lo desean a la entrada del conjunto. Y el segundo, es el ofrecimiento a tocar en cualquier punto donde deseen oírles, pidiendo únicamente el que les abonen el desplazamiento.
Las ilusiones y el entusiasmo que tienen en superarse es algo enorme, la inquietud extraordinaria. Su ideal sería el poder tener en sus actuaciones un equipo de sonido para no quedar pobres de él cuando tocan en lugares abiertos, como también el poder disponer de trajes regionales para sus actuaciones.
Pediría y sería una gran satisfacción para muchos el conseguirlo, al Departamento de Cultura de la Diputación, o a la Delegación de Cultura de Castilla-León, una pequeña ayuda para poder conseguir sus fines, a esta entusiasta formación musical de Serón.
Es muy importante el ayudar y alentar a esos hombres y esa juventud, de la que tan escasos nos encontramos, a seguir esa maravillosa labor, a acrecentarla al máximo, con unas pequeñas ayudas económicas que sirviera para conseguir sus anheladas metas.
La labor de esos hombres y de esa juventud, que no se para solo la visión de su pueblo, sino que se extiende a conseguir una unidad de inquietud en el aspecto cultural en sus niveles comarcales, merece el aliento, la ayuda y el agradecimiento de todos, no solo de la comarca de los Campos de Gómara, sino de toda la provincia, al igual, que las que se han creado en algunos otros puntos de la provincia. Personalmente, a todas ellas, les doy las gracias y mi pequeño ánimo por la gran labor que realizan.

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