martes, 29 de abril de 2008

ALMAZÁN HOY

25 de abril de 2008


Me veo obligado a tener que realizar dos artículos separando en uno todo el absurdo, bobalicón, tonto y horrible de ese, llamémosle, complejo eclesiástico cementeril, el cual, en julio de 1986, año de gracia, seguramente llamado así porque los días, semanas, meses y años desde que se empezaron a amasar las primeras carretadas de arena y cemento, para construir ese atentado hacia el buen gusto y podíamos decir también, complejo anticlerical.
Hoy se insertan unas fotografías que demuestran el rematadamente mal gusto que se ha tenido hasta para adornar ese mazacote cementerio, al plantar una cantidad sorprendente y unos bellos árboles que, a parte de la hermosura que tienen, poseen el fastuoso título con los que los denominó el escritor José María Gironella, obsequiándoles con unas de las más preciosas palabras, siempre mi opinión, dándole el título a una de las más impresionantes novelas del autor que fueron: “Los cipreses creen en Dios”.
Reconozco ignorar los motivos de que en España esos imponentes, esbeltos árboles, de la especie de las coníferas, semejantes aún enorme pirulí, están como símbolo para embellecer los cementerios, cuando en casi todos los países de Europa y América del Norte son empleados para adornar, y lo consiguen, los estupendos jardines de los que disfrutan.
Claro que esto es Almazán, parte de Soria y provincia de España, que es lo que me hace dudar si el plantar los cipreses en ese conglomerado cementeril (cemento) ha sido por considerarlo ya un cadáver inútil, o con un asombroso humor, precisamente mal humor ornamental.
¿Cuántas cosas se hubiesen podido arreglar y restaurar en las iglesias, agraciados monumentos existentes en Almazán?, en vez de destrozar con esas masas grises de cemento, que costaron en aquellos años, no muy lejanos, pero sí de cambios rápidos, según creo recordar costó la friolera de más de cien o más millones de pesetas. También me hace preguntarme, que el traslado del Obispo, Teodoro, de Soria a Burgos, ascendiéndole de categoría a la de Arzobispo, no sería para evitar las maldiciones de los adnamantinos y de los visitantes que pasen por esta hermosa villa.
Pero no. Agradecería a todo adnamantino, eclesiástico, visitante, admiradores de monumentos y arte, que alguno fuese capaz de indicarme cuál fue el verdadero motivo de esa construcción dedicada al AVERNO, digo bien, porque curiosamente lo que no se podrá jamás ver, porque se suprimió, es el símbolo cristiano de la cruz y que se sepa es en ese punto tétrico para los que son malos del terrible infierno, que lo que no puede soportarse, según dícese, es el símbolo de la cruz.
En el próximo artículo, una vez dejado aparte este triste y malévolo, conglomerado o complejo anti-todo, podré disfrutar de espacio suficiente para tener que reconocer que del ayer hay cosas que no pueden repararse pero sí felicitaré y agradeceré las mejoras realizadas.






















28 de abril de 2008

Reconozcamos que, desde la fecha de 1986 al día de hoy, podemos decir que han pasado 23 años. Reconozcamos que éstos, son muchos años para un niño que haya nacido en este tiempo, pero para los que ya eran y se consideraban adultos, la verdad, es muy poco tiempo.
En una de las gotas de tintas de uno de esos años, conocidas como juglarías, se preguntaba cómo era posible que la plaza de toros, construida por aquella época, careciese por completo de servicios, posiblemente de letrinas que sirvieran para desahogar las necesidades fisiológicas de los asistentes. Parece ser, según tengo entendido, que allá por el año 1987, se resolvió éste, para muchos, urgente problema, para los sensatos, increíble ausencia. Como el Juglar no puede preguntarlo, voy a tomar la iniciativa y solicitar al Ilmo. Ayuntamiento de Almazán qué servicio proporciona hoy en día la plaza de toros en esta villa: espectáculos dados, corridas celebradas charlotadas, novilladas con o sin picadores, corridas de toros, espectáculos musicales, teatrales, en fin, utilidad cultural que se le ha dado al coso.
La repugnante representación digamos eclesiástica que, como en otro momento he dicho, es un homenaje al averno, totalmente contrario al cristianismo y al catolicismo, que lo mejor sería aplicar unas potentes palas y allanar esa repugnante y carisima obra de cemento.
Recuerdo haber sido informado de forma entusiasta sobre la construcción de una pasarela de madera del tipo birmano sobre el río Duero, paralela a la carretera nacional, que en las últimas visitas que he realizado a la Villa, la he contemplado con verdadero placer, intentando ver su utilidad o belleza. Tan asombrado he quedado que no se me ha ocurrido nunca gastar una sola fotografía para que quedara representada.
Reconozco, y debemos de hacerlo todos, de que Cataluña, y sobre todo, la capital más importante en habitantes y turismo de ellas, que es Barcelona, hace ya bastantes años, vi reconstruir en el casco antiguo, en el Barrio Gótico, colocar una cantidad de piedras sobre murallas y edificios, que me dejaron maravillado y asombrado al ver la manera tan sencilla de hacerlo, puesto que se trataba de restaurar modernas antigüedades de piedra.
Tenían el salero, la gracia y el humor de amontonar unos viejos neumáticos, colocarlos debajo de lo que querían envejecer, rociarlos con un poco de petróleo o gasolina, darles unos toques de cerilla o mechero y al rato, aquellas piedras a las que se les pasaba unos cepillos de suaves púas, se convertían en el color al traspasarles la pátina de haber estado instaladas allá por el siglo I o II a. de C.
Lamentablemente, la muralla cara al Duero, que desde el final de la Puerta Mercado hasta la carretera de Madrid-Logroño, ha sido reparada con piedra de cantería, perfectamente encajadas y colocadas pero que tienen el color de novatas que no han podido tomar el sol ni siquiera al lado del Duero. A nadie se le ocurrió utilizar viejos neumáticos, petróleo o gasolina, y haberles dado la pátina necesaria para envejecerlas en unos setecientos años que, con toda seguridad, no desentonarían con las existentes. Afortunadamente señores ADNAMANTINOS, perdón, hoy en día obligación es adnamantinas y adnamantinos, y mientras se sigan diciendo chorradas de esta índole nos complican todavía más, al tener que separar y anular, por lo tanto, los artículos que antes se conocían con femenino, masculino y neutro. El neutro, a pesar de todo lo sabe, ni me ha gustado, ni me gusta. Gracias a unas juglarías en el año 1986, aproximadamente, consiguió que el edificio de cuatro plantas que se iba a construir frente a la Puerta Herreros, no se terminase, salvando la vista de una obra estupenda y símbolo de la Villa.
Agradezco el haber tenido el placer y el gusto de recorrer la puerta del Mercado sin tener, afortunadamente, que soportar los asquerosos olores que nos destrozaban pituitarias. Por fin, se ha limpiado toda la porquería y francamente, si uno quiere reconocer las cosas, hay que ser agradecido a lo bueno.
Hace años, posiblemente desde el 82, escribí, hablé, pedí e insistí por qué demonios no se conseguía por parte del Ilmo. Ayuntamiento adnamantino el Palacio ¿de los Mendoza?, situado en la plaza junto a la iglesia de San Miguel. Desde entonces estoy aconsejando, pidiendo y solicitando que, rescatada la propiedad a favor del pueblo-villa, el palacio fuese transformado en un estupendo, acogedor e impresionante, por sus salones, vistas y arcadas, en uno de los hoteles que con gran placer se encontraría lleno casi todos los días del año. ¿Qué ocasionaría eso? Piensen, puestos de trabajo; calculen lo que un pequeño hotel necesita y multiplíquenlo, triplíquenlo, cuatriplíquenlo en número de puestos de trabajo, más la importancia que daría a la Villa el poseer, lo siento me gusta la palabra, una hospedería que podría ser convertida al mismo tiempo en un precioso museo.
Se han arreglado bastantes cosas en estos años en Almazán. Sin embargo, nunca pensé que podría dejar de existir algo tan estupendo como fue aquella obra del C.I.T., que el pintor y poeta Jaime del Huerto, al cual siempre he alabado su interés y su trabajo, y tengo que preguntar con toda la sinceridad del mundo ¿qué inconveniente podía tener algo tan importante, tan inteligentemente dirigido para ser anulado y destruido? Y sí agrego, sinceramente porque me da la gana, decir: Jaime, como se decía en un programa televisivo de Pedro Ruiz: “Chico tú vales mucho”, nada más que cambiando el nombre Jaime vuelve a tus luchas y ánimo por triunfar, alguna vez.
Me dejaba, al cabo de los años se me ha ido pasando, dos joyas que no he mencionado, que serán conocidas por todos seguramente, pero que hay que resaltarlas. Las fotografías se van a poder ver igual que el artículo colgado en el blog. Son el increíble abeto existente unos metros antes de llegar a la estación de ferrocarril y la acacia, situada entre el brocal del pozo y el andén de la estación Almazán-Villa, que aún, si un día muriese, había que intentar mantener el tronco y sus ramas como un bellísimo monumento natural. Eso ya se ha logrado en otros pueblos. Y afortunadamente tengo que presumir de haber insistido en una población sureña, que en uno de los parques de nueva construcción se colocasen seis troncos de poderosos árboles ya muertos como piezas de decoración; y hoy en día, al cabo de unos años, es uno de los grandes atractivos de aquel parque.
¿Por qué no conseguimos lo mismo aunque sea recurriendo a otras ideas vistas en lugares ajenos?

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