miércoles, 9 de abril de 2008

ALBOCABE HOY

Miércoles, 9 de abril de 2008



Puede que a muchos les parezca absurdo que para un pueblo que está totalmente abandonado desde hace unos cuantos años, mejor dicho muchos años, se inserte una cantidad de fotografías que, sinceramente, se incluyen para comprender las condiciones en que terminan los pueblos de Soria, cuando el abandono de los mismos es total.
De la iglesia, lo que fue antiguamente nave, que por los nervios que aún se pueden contemplar, se sabe que fue inconcebible que en un pueblo tan minúsculo como éste, se hallase un templo cuyo crucero y nave principal cuando se hundió su techumbre se desposeyera de baldosas, se tapiasen las cinco puertas que aún se pueden apreciar y fuese convertido en cementerio.
Si se comenta de la existencia en el río Amazonas y Orinoco de esos terribles peces conocidos con el nombre de pirañas, también existen en el ser humano, que aprovechando un lugar desierto en habitantes, empiezan como esos animalitos o pececitos que en vez de mover las mandíbulas, que tengo entendido que los animalitos son todo dientes, los humanos habitantes de estos lugares se han dedicado a saquear y expoliar cosas que pueden ser validas para ellos o que les pueden dar un buen precio por las mismas.
En la fotografía de la iglesia se ve un tejado pequeño, que era donde se refugió la sacristía, de la que se puede apreciar perfectamente que no le han dejado ni una sola teja; o sea, que ha sido arrasado sin importar que el frío y el calor acaben con ese espacio que aún se mantiene en pie.
Hay colocada otra fotografía en la que no se puede apreciar el gran tamaño que tienen, pero si ver dos ángeles callados con un cáliz. Puedo decirles, puesto que lo he medido, que de largo tienen aproximadamente un metro, de altura cuarenta centímetros, y de profundidad y ancho, sesenta. El peso, al ser piedra, se puede calcular que pesará entre ochenta y cien kilos. Eso quiere decir que los que la robaron no la pudieron colocar en un coche utilitario sino en un tractor o en una camioneta.
De las casas de los pueblos fue saqueado hasta lo más absurdo. Vi volar como si llevasen alas, los azulejos y baldosas de casi todas las viviendas.
Voy a pedir perdón porque no me da la gana seguir hablando de esta pequeña población, confirmando que, como un alcalde de otra localidad me dijo, puedo firmar tranquilamente, si esta palabra se puede emplear, el certificado de defunción y enterramiento del pueblo.
¿Qué número hará Albocabe entre la cantidad de pueblos en las mismas circunstancias? Si lo sabe alguien, no fijen un número en las condiciones en que está hoy en día la provincia de Soria, posiblemente antes de dos años, se triplicará el número de pueblos en estas y peores situaciones.
Les ruego que si tienen estómago e hígado sean capaces ustedes, vosotros, de ponerle el epitafio.

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